Magglio Ordóñez, que llegó a los 2.000 hits, está orgulloso de ingresar al selecto club entre los criollos.
Las cavilaciones de Magglio Ordóñez sobre su ansiado imparable dos mil en Grandes Ligas se interrumpieron abruptamente cuando le tocó ir ayer al cajón de los bateadores.
“A partir de ese momento puse la mente en blanco y solo quedamos el pitcher y yo, el enfrentamiento entre los dos”, contó el falconiano, vía telefónica. El jardinero de los Tigres de Detroit se dio cuenta de que Carl Pavano, el abridor de los Mellizos de Minnesota, lo estaba trabajando adentro y puso en práctica el ajuste que hizo en el spring training: usar más su propia banda en vez de dirigir todo hacia el right.
“Puse las manos por dentro y pude dar el hit”, contó el sexto bigleaguer venezolano en alcanzar los dos millares de inatrapables en la gran carpa. “Y el 260 en la historia”, agregó.
Ordóñez lo estaba buscando desde el comienzo del partido. “En mi primer turno le di bien a la pelota, pero el shortstop hizo una muy buena jugada, ese debió ser el dos mil”, aseguró el coriano, quien presentía que la persecución de ese hit no pasaría de ayer.
“Me estaba sintiendo bien, estaba viendo bien la bola”, explicó. Cuando llegó a primera, y el anunciador interno del Comerica Park informó la gesta del slugger suramericano, el público de los Tigres se puso de pie y lo ovacionó. “De verdad me sentí orgulloso y cuando llegué a la inicial entré como en shock. La emoción que viví en ese momento no tiene precio, hay que vivirlo y sentirlo para explicarlo. Me acordé de mi primer hit, que se lo di a Ramón García (otro venezolano) en el Comiskey Park de Chicago. Fue un sencillo al right, cómo lo voy a olvidar. También pensé en todo lo que ocurrió el año pasado. Gracias a Dios ya pasé esa página, me recuperé y al público venezolano que me ha apoyado le digo que ahora es cuando hay Magglio pa’ rato. ”.
Ordóñez colecciona marcas, y también atesora el instrumental con el que las logra. Guarda la pelota del primer hit, la del jonrón cien, la del doscientos. “Todo lo tengo”, comentó. La pelota de los dos millares de indetenibles, empero, no está con él.
Año de logros.
En 2010 ha reunido varios dígitos trascendentales, como las mil anotadas y los 400 dobles. “Los dos mil hits están entre los tres logros más importantes para mí, junto con el primer hit en Grandes Ligas-con el que sueñas desde niño- y el jonrón que di para avanzar a la Serie Mundial (Serie de Campeonato de 2006).
Dejó por fuera, nada menos que el petardo con el que aseguró la corona de los bateadores de la Americana en 2007.
“Es que todos son importantes, en verdad todos deberían estar en el primer lugar de mis preferencias. Este año me está saliendo como lo planeé, ha sido grandioso, pese a que mucha gente dijo en 2009 que estaba acabado y que me tenían que botar. Estoy bateando de manera equilibrada por todos los jardines y estoy haciendo ajustes. Eso es lo que me ha hecho un bateador tan exitoso”.
Ordóñez tiene otras metas por delante: “Quiero llegar a 300 jonrones, es una marca que quiero y espero alcanzarla este año (le faltan 19). También me propuse llegar a 2.500 hits, y de ahí en adelante que sea lo que Dios quiera. Creo que en 2010 voy a terminar en unos 2.100”.
Está orgulloso de compartir el estrado con Luis Aparicio, Omar Vizquel, Andrés Galarraga, David Concepción y Bob Abreu. “Imagínate, cuando uno estaba muchacho Vizquel, Galarraga, Aparicio y Concepción eran nuestros ídolos, es un orgullo”, indicó. “Es un impulso para seguir adelante”.
Fuente: www.Liderendeportes.com
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